jueves, 27 de junio de 2019

¿Por qué las estrellas tienen diferentes colores?

Las estrellas, las principales responsables de que mirar al cielo en una agradable noche despejada sea todo un espectáculo, y seguramente si eres aficionado a la astronomía habrás notado que todas ellas poseen características que las diferencian unas de otras, como su tamaño, su masa o su brillo. Pero la característica que nos compete en este momento es su color. ¿Alguna vez te has preguntado por qué las estrellas tienen diferentes colores? 

Básicamente el color de las estrellas depende de su temperatura superficial y ésta está relacionada en gran parte con los elementos que fusiona la estrella en su interior. Las estrellas, por así decirlo más frías, contrario a lo que se podría pensar, poseen un color rojo y las estrellas más calientes un color azul o violeta.

Esto debido a que la radiación de máxima intensidad emitida por un cuerpo disminuye su longitud de onda al aumentar la temperatura, lo que se conoce como ley de desplazamiento de Wien, y como sabemos el color azul corresponde a una zona del espectro electromagnético de menor longitud de onda que el color rojo.

Esto es similar a lo que ocurre con la llama de una estufa, si observamos bien cierta parte de la llama posee una tonalidad azul, lo que significa que en esta zona se presenta una temperatura mayor que en la zona de color rojizo.


Las estrellas con temperaturas intermedias tienen colores entre el rojo y el azul en el espectro visible, como el amarillo y el anaranjado. Nuestro Sol por ejemplo, con una temperatura superficial aproximada de 5 778 K, posee un color blanco debido a que emite una cantidad considerable del espectro visible dando como resultado el color blanco (recordemos que el blanco es la superposición de los diferentes colores).
Betelgeuse, en la constelación de Orión, es un ejemplo de una estrella con una superficie no tan caliente, alrededor de 3 500 K, y por ello es que la observamos roja, por el contrario con 22 000 K de temperatura superficial, Bellatrix, en la misma constelación de Orión, es un claro ejemplo de una estrella muy caliente la cual vemos como una supergigante azul.


Las estrellas jóvenes suelen poseer temperaturas altas, por ello también poseen tonalidades azules y a medida que van envejeciendo van perdiendo temperatura, por lo que adquieren un color rojizo. Es el caso de nuestro Sol que en unos 6 000 millones de años se convertirá en una gigante roja.

Sin embargo, decir cuando una estrella está envejeciendo es muy relativo, debido a que la vida de las estrellas es dependiente de su masa, las estrellas más masivas tienen una vida más corta que las menos masivas. Así pues se estima que nuestro Sol vivirá alrededor de 10 000 millones de años, mientras que la supergigante roja Betelgeuse, de 20 masas solares, con una edad de sólo 9 millones de años se encuentra en las fases finales de su vida.

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